Cuba: ¡Por una nueva revolución!

¡Ni imperialismo ni burocracia estalinista! Partido revolucionario auténtico y lucha por el socialismo internacionalista

Declaración de Izquierda Internacional (Left Party, EE. UU.- OIR Argentina, OPM, México)

27/07/2021

En Cuba no hay una revolución, hay crisis. La revolución del 1959 tiró abajo el capitalismo y medio siglo después el régimen lo trajo de vuelta. La crisis ha derivado en el escenario de la mayor protesta crítica en 60 años en donde el régimen castrista está respondiendo con desesperación; el presidente Miguel Díaz-Canel y su gobierno convocan a “defender la revolución” mandando tropas y policías a las calles, demostrando cuán fuerte es la crisis.

La pandemia del COVID-19 ha colapsado la industria turística, una de las principales actividades económicas de la isla, provocando una caída brutal de salarios y el aumento del desempleo, acompañando a la caída de las remesas y de otras actividades económicas. El escenario se agravó con las “reformas” emergentes implementadas por el gobierno y las oleadas ascendentes de la pandemia, donde se hicieron presentes la insuficiencia de medicamentos, inflación, apagones, escasez de comida y de productos básicos. Mientras las campañas de médicos cubanos en el extranjero y el desarrollo de las vacunas cubanas -dentro de lo que se conoce de su investigación- son vendidas al extranjero con ganancias que no resultan en una mejor salud del pueblo. La situación ha obligado al gobierno a realizar ahora importaciones de medicinas y otros insumos, tal vez agravando aún más la crisis económica. Consecuentemente se hicieron sentir protestas espontáneas en muchas localidades, donde también participaron grupos críticos de derecha y de izquierda.

Todo esto no eclipsa el repudiado y añejo embargo norteamericano que mantiene una minoría mundial absolutamente arbitraria e hipócrita y que si bien ha causado afectaciones económicas, no es hoy la causa de los males de la economía cubana.

En las últimas décadas, Cuba ha tenido relaciones comerciales con China, Rusia, Alemania, España, Brasil, Venezuela, etc., que superan los montos especulados por el mismo gobierno cubano respecto al bloqueo. Además, aún con un régimen “revolucionario” con 60 años en el poder, Cuba no ha logrado ser un país con una sustentabilidad económica; antes había dependido de la Unión Soviética y en menor medida de China; luego, a la caída del bloque soviético, se trató de agrupar con otros países latinoamericanos y ahora se postula como una de las semicolonias del imperialismo chino-ruso.

En esta nueva “guerra fría económica” Inter imperialista entre EU y el bloque China-Rusia, el imperialismo de Estados Unidos está muy interesado en arrebatar Cuba para sí. China junto al bloque de los BRICS, es el mayor importador y exportador de la isla, y también son los mayores defensores del régimen totalitario cubano y proveedores de sus armas de represión.

Este interés por Cuba del imperialismo norteamericano se ve aún más marcado por los demócratas encabezados por Biden, antes por Obama que fue recibido con sonrisas en Cuba en 2016, -quienes por supuesto han sido apoyados en las elecciones por otros “comunistas” (estalinistas) estadounidenses-. Republicanos y demócratas siempre han buscado el beneplácito de los exiliados anticomunistas cubanos en Florida, que constituyen un importante bloque electoral, ambos quieren ganar el descontento a su favor y hacer de Cuba una colonia yanqui con la ilusión de la falsa democracia, que no existe ni en los EE. UU., sino que es una ‘democracia’ como en Irak, Haití o Afganistán.

La política económica del castrismo ha sido responsable, pues no sólo ha dejado un peso considerable al turismo -del que la burocracia se beneficia enormemente-, sino que ha hecho numerosas “reformas” políticas y económicas, donde se reabrió el paso a la propiedad privada, las transnacionales y divisas -especialmente el dólar estadounidense. Esta situación se ha traducido en despidos masivos de trabajadores de empresas estatales, privatizaciones, reducción de la intervención económica del Estado, reducción de derechos laborales, aumento del mercado negro, el aumento de los privilegios de una minoría de burócratas, que comienza con el denominado “Periodo Especial” -luego de la caída de la URSS en 1994-. Cuba asimila al ‘marxismo neoliberal’ agitado por los “comunistas” o mejor dicho, los nuevos burgueses del Partido Comunista Chino.

El castrismo abrazó la política contrarrevolucionaria del Kremlin en la segunda mitad del siglo pasado, impidiendo las revoluciones de Chile, Nicaragua, El Salvador, entre otras, colaborando estrechamente con el régimen priista en México, hasta terminar abonando al revisionismo y a la degeneración de la lucha socialista a la “Tercera Vía”, al “progresismo” del Foro Social Mundial y al llamado “socialismo del siglo XXI” de Chávez. No hay forma de defender a quienes traicionaron el desarrollo revolucionario internacional disfrazándose de “comunistas”. La revolución cubana inició en 1959 contra Batista -quien era apoyado entre otros por el imperialismo yanqui y por los “comunistas” del Partido Socialista Popular- y cuando los yanquis salen en defensa de Batista hay un avance de contragolpe donde la dirección castrista del M-26-JULIO tiene que ir más allá de lo planeado, hasta Fidel Castro tuvo que decirse “marxista-leninista”. Finalmente, no se alcanzó a forjar un Estado Obrero -éste nunca existió- y lo que se implantó fue un Estado pequeñoburgués, algo más avanzado por esta razón que el sandinismo o el chavismo. Estos regímenes no socialistas son una muestra de lo que el estalinismo ha desacreditado al mismo socialismo y sirven de pretexto al imperialismo para mostrar la imagen que les conviene, de pobreza y represión para su propaganda anticomunista.

Como si esto fuera poco, la crisis climática-civilizatoria, producto de la dominación del capitalismo en el mundo, amenaza con destrozar además del turismo, la salud, el sector agrícola y el de alimentos, con sumergir la isla en el océano. Mantener el presente régimen implica ir al abismo.

La única salida sigue siendo la movilización y la revolución socialista. Los trabajadores y jóvenes cubanos deben unirse en un partido revolucionario auténtico que haga por fin la revolución socialista. ¡Basta de hacerle el juego a los estalinistas en el poder! ¡No hay que volver hacia atrás sino dar un salto hacia adelante, acabar con el régimen y reemplazarlo por uno de los trabajadores y el pueblo!

¡No a la represión! ¡Libertad a todos los presos políticos!
¡Formación de un verdadero partido de la revolución socialista en Cuba y de comités democráticos de trabajadores y jóvenes para tomar el poder!
¡Fin al bloqueo yanqui, indemnización a Cuba!
¡Contra el imperialismo yanqui, Europeo, Chino o Ruso, romper con todos ellos!
¡Por una internacional marxista revolucionaria antiextincionista! ¡Socialismo o Extinción! 

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